domingo, 9 de junio de 2019

Antes de que me atrapen 1000

Penny despertó tarde por la mañana envuelta en una capa de niebla que se filtro en su habitación. Cepillo sus dientes, lavo sus manos, su rostro y contempló sus amplias ojeras en el espejo. Habían aumentado, hasta creía ver arrugas nacientes en su piel pálida. Se alejó del espejo y camino arrastrando los pies hacia su closet. Empezó a oler su ropa y se puso lo que encontró mas limpio. Bebió un poco de té cargado, metió una cajita de sopa instantánea con una cuchara en su bolso y salió por las frias calles de Londres para tomar el tren que la llevaría a la rutina que él le había obligado a tener.
En el camino alguien la empujo, dentro del tren a su lado alguien que sudaba demasiado se le pego mucho, al bajar alguien le metio la mano en el trasero. Cuando salió del subterraneo una bicicleta le salpico los residuos de la lluvia que hubo la noche pasada manchandole la ropa que menos sucia tenia en ese momento. Aun así, camino hacia su trabajo luego de una hora de viaje en tren y su jefa le dijo que nuevamente habia llegado tarde, que esa era la ultima que le aguantaba, que era el colmo que siempre llegue a la hora que quiera. Penny solo pidió disculpas por que su jefa no le dejo excusarse, se sentó en su escritorio y prendio el ordenador. Estuvo haciendo bozetos, diseños bobos, esas cosas por las que le pagaban toda la mañana hasta el medio día que salió a comer algo. Subió a la cafeteria del edificio, metio la sopa en el horno microondas mientras sacaba una botella de agua del dispensador. Se sentó en la misma mesa grande de todos los días, a comer lo de siempre, sopa instantanea, una botella de agua, nadie a su alrededor que la mire o le hable. Nadie la conocía en Londres, ella no hablaba ni hacia contacto visual con nadie que no sean sus alimentos. Comió lento como siempre, desganada, cansada, con sueño, sin ganas de estar ahi, en el trabajo, en el mismo Londres. ¿Como rayos llegue a parar aquí, y encima con un nombre falso? Era simple, el nombre falso se lo habia dado un hombre falso, ese que la llevo a ese frio pais. Apuro la sopa y la botella de agua, paso por el dispensador y se compro una barra de chocolate de leche, lo comio despacio, volvio a su escritorio y estuvo tonteando hasta que el día oscureció y volvió a su departamento. La casa cada vez la veía mas pequeña.
Se dió una ducha, se puso el pijama, tomó té y galletas, los que quizas debió tomar a la hora que mandan en Londres, pero ella no es de Londres y prendió la televisión.
El apareció en las noticias. Lo habían atrapado.

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