domingo, 28 de octubre de 2012

Esas cosas que Gard no recuerda


Sus grandes ojos castaños se abren junto a mi, sus manos pálidas por la inyección presionan la mía sin fuerza.Vas a estar bien, te digo y tu no me dices nada, solo me miras y continuas presionando mi mano. El Doctor te dice que te desatará si prometes no hacerte daño, ni hacérmelo a mí. hacérselo a nadie, tu solo me miras a mi mientras tus lagrimas se disparan hacia tus mejillas pálidas. El doctor te repite la pregunta y tu asientes temblando. Cuando te sueltan, tus muñecas llevan cardenales, te habían presionado fuerte las correas, pero no te quejas, no dices nada, solo me miras con esos grandes ojos castaños que tanto amo. El doctor dice que te quedarás en observación, que te dará nueva medicación y es mejor que estés en una habitación solo, una de esas habitaciones con colchones en la pared como las que salen en las películas,  donde encierran a los que se les a volado la chaveta. Quise llorar ahí mismo, pero retuve mis lagrimas. Tú soltaste un suspiro profundo tras otro, el doctor me dijo que dormirías dentro de poco, que te habían puesto un sedante. Que no te fuerce a hablar, y lo que te diga que se algo que no te altere  que me dejara a solas contigo, pero que los enfermeros estarán cerca, pendientes de nosotros. Yo le agradezco y acaricio tu mano, mientras el doctor se va. Tus ojos abiertos como platos no se mueven, tus manos pálidas tocan presionan las mías. Tus labios resecos dicen algo pero no logro entender. Te digo que no te esfuerces, que mejor descanses. Pero tu hablas bajito, despacito, la voz te sale rasposa, triste, me dices palabras ilegibles, cosas sin sentido. Yo te miro y siento que te amo, que me duele verte mal, pero tu no me escuchas, sigues susurrando palabras que no me tocan y poco a poco te vas adormeciendo. 
Acaricio tu cabello y beso tu frente, intento decirte algo, pero no puedo, sólo te beso una, y otra vez. Tus ojos comienzan a cerrarse, esos ojos grandes y castaños que me enamoraron esa noche en el bar de mala muerte donde nos conocimos. 
Esta vez, beso tus labios y las palabras salen de ti, en un hilo apretado.

- No me dejes - dices con la voz cortándose  con tu alma yéndose a otro lado, a Boo' ya moon 
- No lo haré - te digo apretando tus manos

Pero tus ojos ya se habían cerrado y tus manos habían dejado de apretar la mía.
Mis lagrimas se escapan de los ojos, sentía que el mundo me absorbía y me llevaba a un desierto caluroso, donde ya no te vería.

 

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